Después de una hora y media de autobús (sin apenas atascos en Toulouse!) llegamos a una pequeña ciudad, que en la edad media eran cuatro: Albi. Alli visitamos el museo de Toulouse Lautrec, pintor que se atrevió a pintar lo cotidiano de la noche parisina de la época; y que de si mismo dijo que si no hubiese tenido las piernas tan cortas nunca se hubiese convertido en pintor. Algunas y algunos reconocieron parte de su obra, esencialmente algún poster:
El museo está situado en el magnífico y rico palacio episcopal:
con unos espléndidos jardines:
al acabar la visita y después de pasar por la tienda de "souvenirs" (que nunca puede faltar!) Lucía nos deleitó con una pieza interpretada en el piano que en el palacio pone a disposición del público.
Vaya mañana de arte y belleza!!
Al acabar de comer visitamos la inmensa catedral-fortaleza de Albi,:
inesperada y maravillosamente guiados por una profesora de otro instituto que tuvo la gentileza de explicarnos su historia y la de la ciudad:
Y ya cansados de tanta visita cultural, pudimos deambular libremente por su calles, para comprar algunas cosillas antes de volver a subirnos al autobús para regresar a casa a retomar fuerzas para el último día...
À demain...
